Crónica.- Robinson, marginado por las circunstancias de la vida

Robinson, habitante de calle, uno de los miles de hombres que en Colombia se consumen en medio de las drogas y el abandono social. (Foto: Jhon Jairo Serna). 

"NO QUIERO QUE 'EL GATO NEGRO' ME ESCLAVICE MÁS"

Por Jhon Jairo Serna
De Sintramunicipio Yumbo
Robinson es un hombre de 45 años originario de Puerto Tejada, departamento del Cauca, parte de una familia trabajadora y de estrato dos.

A los veinte años de  edad llegó al municipio de Yumbo, Valle del Cauca, en busca de mejores oportunidades para su madre y sus hermanos.

“Nunca pensé verme en una situación como ésta”, afirma Robinson, aún con una sonrisa en su boca, “pero así es la vida”.

Y a continuación relata: “A los 28 años conocí a una joven de la cual me enamore profundamente, pero esta relación no duró mucho tiempo y vino la separación. Buscaba las razones del porqué, mas no las hallaba, hasta que en una oportunidad mi madre me dice que ella es la culpable de mi carácter débil. Pregunté por qué, y ella me respondió: ‘Por haberte apartado de tu padre en tu adolescencia’”.

La ausencia de un papá en la vida de Robinson marcó un derrotero. “Cuánta falta hace un padre”, afirma él.

“Traté de llenar un vacío llamado papá, busqué una y otra cosa, pero sin resultados. Mi vida era una puerta abierta a la drogadicción”, dice Robinson. “Trate de llenar este vacío con una mujer, pensé que iba a ser distinto, no hubo resultados; ahora surgía un nuevo conflicto... una decepción amorosa”.

“Y llega el escape, salir a la calle en busca de más ‘bareta’, aún sin considerar que la calle era dura, sin ninguna preparación para sortear los riesgos. Y, en un parpadeo, me convertí en un habitante de calle y en un consumidor constante de sustancias alucinógenas”, recuerda más adelante.

“De la ‘bareta’ pasé al ‘gato negro’: así le llamo al bazuco, es lo peor, como firmar una sentencia de muerte. Pero cuando recorro las calles, pienso en qué es peor: si la separación de mis padres, que me hayan montado los cuernos (sonríe), el bazuco o el desprecio de la gente hacia un habitante de calle”.

“Quiero salir de esto, que el ‘gato negro’ no me esclavice más, ya son muchos años y me siento desgastado”.

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